Una vez más contemplo
atónito como el papel de la justicia y la aplicación de la ley en
nuestro país se asemeja más a la de un patio de colegio que a la
teóricamente bien instaurada sociedad en la que vivimos. Y no es
cuestión solo de aplicar leyes, sino que como todos conocemos falta
cumplimiento en los casos más graves y por contrario se alargan y
agonizan en personas que apenas robaron para poder llevarse a la boca
algo de comer.
Y porque digo esto; pues
porque una vez más hemos asistido en nuestro país a un nuevo
episodio de naufragio legal, hemos sido testigos de como un etarra
condenado a 2.700 años de prisión por más de 20 asesinatos
cometidos en la década de los ochenta, a sido puesto en libertad
tras pasar 24 años en la cárcel.
Por favor, si hay algún
abogado o juez que lea esto que tenga a bien explicarme a mi y a
todos los que pasan por mi blog, como puede ser que una persona
condenada de por vida a estar dentro de una cárcel, puede salir tras
haber cumplido tan solo el 0,88% de su condena. Por que yo no me hago
a la idea ni comprendo los resquicios legales o la falta de
entendimiento entre diferentes departamentos o estamentos judiciales
que propician que cosas como estas sucedan en España.
Sin embargo, también
hemos podido leer o ver en televisión casos como el de Francisco
Montes, el preso más antiguo de España, que lleva entre rejas desde
1976 cuando deserto del ejercito y desde entonces ha ido encadenando
condenas por 24 delitos menores y 5 fugas. Esto es realmente lo que a
mi me enerva, ser consciente de la doble moral de las leyes, ver como
se aplican diferentes varas de medir y como finalmente los verdaderos
presos quedan libres mientras otros, aumentan su condena por quedarse
en casa después del velatorio de su madre.
Y este ejemplo es tan
solo una aguja en el pajar del poder judicial, aunque parezca mentira
ya estamos acostumbrados a casos similares o de otra índole que a
fin de cuentas nos dejan patidifusos.
Algunos tienen la mala
suerte de tener que echar mano de la ley y comprueban en sus carnes
la lentitud de los procesos, con años de esperas, superando incluso
la década para intentar resolver por vía judicial procesos que en
otras etnias, digamos menos democráticas, se resuelven en el día
vía la ley del Talión.
No quiero ni mucho menos
volver a este sistema, lo que pretendo es reflejar el mal estar del
sistema judicial, cosa por todos sabida y por algunos interesados
ignorada. Necesitamos dotar a nuestros jueces de mejores medios
humanos y técnicos para conseguir mayor fluidez a la hora de
resolver los procesos; necesitamos mejorar muchísimo la
intercomunicación de todas nuestras comunidades en el plano legal,
para evitar que gente que para nada lo merece se encuentre en la
calle por no haber actuado a tiempo y contrariamente que gente que
mereciéndolo pueda disfrutar de la libertad que previamente han
pagado.
Saludos sensatos.
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