Un presidente que
controla el 50% de los medios de comunicación Italianos y que
aprovechándose de ellos ha llegado al poder, mejor dicho
aprovechándose de la situación que acontecía en Italia allá por
el año 2001, cuando ante la falta de oposición al gobierno,
Berlusconi supo ver el camino a trazar para llegar a la presidencia.
Y desde entonces ¿qué? escándalos y más escándalos que amontonan
causas pendientes por la inmunidad de la que goza mientras este al
frente del país.
No menos vergonzante es
la manera en la que Berlusconi se aferra al poder, comprando
“supuestamente” votos de la oposición, montando así un nuevo
espectáculo para seguir dañando la imagen de la política italiana,
bastante mal parada ya con todo lo que le precedía, que cuenta ahora
con un nuevo episodio al estilo de la comunidad de Madrid, acuérdense
de Tamayo y Sáez, algo que seguirá sucediendo mientras las leyes
sigan amparando a transfugas que votan en contrario a la ideología
de su partido y lo que es peor, en contrario de lo que unos cientos,
miles o millones de personas votaron para que ellos estuvieran ahí.
Todo esto te hace pensar
si nos merecemos o no a los mandatarios políticos que corretean
libremente por sus gobiernos, soltando mentiras y escusas de toda
índole para salir airosos de cualquier situación que los incomode
lo más mínimo, cuando teóricamente están ahí para conseguir un
funcionamiento correcto cuasi impoluto de todos los estamentos del
país.
Quizá, reiterándome en
mis palabras, la dejadez de la población en la marcha de su estado y
del mundo, haga que proliferen los políticos con ansias de
enriquecimiento y sin ningún tipo de moralidad o pensamiento social.
Menos mal que hay ciertos
sectores de la población mundial que se resisten a ser guiados como
un rebaño de ovejas al matadero, prefieren tener sus ideales e
incluso se atreven ha hacer su propia lectura de la realidad, por
mucho que los medios de comunicación tapen los chanchullos y los
tejemanejes diarios a los que nos tienen acostumbrados nuestros
representantes mundiales. Esto lo hemos visto una vez más en el caso
italiano, cuando cientos de personas se han echado a la calle para
protestar por lo que había sucedido; puede ser que les faltara el
arrojo final o simplemente no tuvieran el apoyo ni la planificación
necesaria, pero cada día que pasa, viendo el panorama que vivimos es
fácil pensar en una nueva revolución de masas que con suerte, nos
coloque en el camino correcto.
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