Esta semana he leído una
noticia en el periódico que no esperaba ni por asomo encontrar en
nuestro país, y es que a un madrileño que le fue diagnosticada la
enfermedad de Fabry en el hospital público de la Paz, que provoca
insuficiencia renal y puede ocasionar fallos en diferentes órganos,
se le ha denegado el tratamiento, que consistiría en aplicar cada
quince días y por el resto de su vida una encima por vía
intravenosa.
Lo aún más curioso del caso es que ese mismo tratamiento y en ese mismo hospital, se concedió y se aplica a otros nueve pacientes. Pero en esta ocasión, la crisis se ha cruzado en la vida de este hombre, o al menos eso es lo que podemos entender al leer que la gerencia del hospital comunico que “el motivo por el cual no se autoriza el tratamiento es que es muy caro”.
Esto es lo ultimo que me
faltaba por oír, en que mundo vivimos que dejamos a una persona sin
tratamiento para su enfermedad cuando este existe y ya se esta
aplicando a otros pacientes en el mismo hospital. Por lo visto ya se
ha abierto la veda en la seguridad social, por lo que su vida y la de
todos los españoles queda intrínsecamente ligada al coste de la
enfermedad que nos toque padecer, eso siempre y cuando no dispongamos
de un seguro privado que pague las facturas de nuestro tratamiento.
Sinceramente os puedo
decir que una de las cosas de las que me siento más orgulloso de
nuestro país es el sistema de la seguridad social, o me sentía. Era
realmente un logro el poder disfrutar de la estructura de una red
sanitaria digna y PARA TODOS,
sin tener en cuenta escalafones sociales ni niveles económicos.
Claro esta que todo aquel que puede pagar me parece totalmente licito
que disfrute de otras clínicas, hospitales y trato, siempre y cuando
no se deje de lado nuestro actual sistema sanitario ni sufra ninguna
merma de sus cualidades.
Parece
ser que a nuestra actual dirigente de la comunidad de Madrid, una de
las principales abanderadas del movimiento privatizador de la sanidad
y de todo lo que quede aún publico, no le gusta que los españoles
tengamos ese derecho sanitario, algo que choca tremendamente a tenor
de sus apariciones en numerosas inauguraciones de hospitales y porque
no decirlo, del tratamiento con operación incluida, que nosotros los
contribuyentes le hemos pagado.
Y no
es que me moleste que use los 120 € mensuales que aporto a las
arcas de la seguridad social, lo que me jode, es que otra persona no
pueda disfrutar de ellos, ni siquiera yo mismo me siento atendido en
la medida que creo me corresponde cuando trato de pedir una cita para
el medico de cabecera y me la dan para tres o cuatro días después
gracias al colapso que sufrimos en nuestra población con tan solo
dos centros sanitarios para 71000 habitantes, lo que arroja una media
de 30500 habitantes por centro, muy lejos de los 14000 habitantes de
media nacional.
Volviendo
al tema principal de este artículo, debemos recordar que la
seguridad social viene garantizada en España por el artículo 41 de
la Constitución Española de 1978, pero ya desde el año 1900 se
empezó a fraguar lo que es hoy día nuestra sanidad con la Ley Dato,
promovida por el gobierno de Silvela. Sin embargo viendo los últimos
movimientos realizados por nuestro actual gobierno y tomando en
cuenta las directrices privatizadoras de la oposición, no deberíamos
descartar en absoluto la disolución del sistema sanitario en favor
de un nuevo modelo privado donde el que más tiene sera el que mejor
salud conserve.
Espero que si esto
sucede, España entera salga a protestar de manera indefinida hasta
que nos devolvieran lo que nos pertenece, vamos, como deberíamos
haber echo con el asunto de la jubilación. Mientras tanto seguiremos
disfrutando de la salud que nos quede, hasta que llegue el día en el
que la frase “por lo menos tengo salud” pierda su significado.
0 comentarios:
Publicar un comentario