Suele pasar que por
circunstancias de la vida las cosas no te llegan como uno desearía,
pero ahora podríamos decir que no son las circunstancias sino más
bien las imposiciones económicas las que no te convencen lo más
mínimo, pero por contra y paradojicamente, si quieres seguir
avanzando, tienes que seguir tragando toda la mierda que te echen
encima para que “el sistema” no se venga abajo, todo eso mientras
tu lumbago empieza a resentirse por toda la carga adicional que
llevas.
Por qué digo esto; pues
es más bien como una especie de válvula de desahogo de una
situación que entiendo, viven millones de españoles, aquellos que
supuestamente éramos el futuro hace 15 años y que de golpe y
porrazo nos hemos convertido en “la generación perdida” según
algunos entendidos economistas. Todo mientras recorres la primavera
de tu vida, cuando mayor número de decisiones debes de tomar, todas
de tal importancia que marcaran el resto de tu vida, por mucho que
esta esté perdida.
Y es que al rondar la
treintena, o estando ya caminando sobre ella, te encaminas en la
compra de una vivienda, la cual, aún siendo protegida te sale por la
nada desdeñable cantidad de 175.000 €, a mi entender una gran
incongruencia, pero aún lo es más que las hipotecas convenidas,
aquellas que el estado se encarga de regular, se encuentren con
condiciones económicas dignas de una película del oeste. Porque si
el echo de tener por ley euribor más 1,25% ya es un atraco, aún lo
es más cuando el banco, en este caso CAJA MADRID, te quiere cobrar
un seguro de vida por valor de 5000 € por adelantado; no debería
rendirme pleitesía dicha caja, ya que con mi dinero y con el del
resto de españoles sale adelante con inyecciones que le otorga el
estado.
No acaban aquí los
problemas a los que nos tenemos que hacer cargo, puesto que si por
casualidad decidieras tener descendencia, esa que en teoría asegura
entre otras cosas el sostenimiento económico de un país, la
viabilidad de las pensiones y otro sin fin de necesidades, te
encuentras con que aquella afamada ayuda de 2.500 €, esa que se
anuncio a bombo y platillo, de la que el señor presidente estaba tan
orgulloso, ha desaparecido, y el mes de paternidad que querían sacar
adelante, también cayo en el olvido.
Por lo tanto te
encuentras, con tu hijo y sin ninguna ayuda económica, es más, si
por el mero echo de tener que trabajar, ya ves tu que tontería
pudiendo estar en el paro para hacer más bulto, tienes que coger una
guardería para tu hijo, preparate para soltar entorno a 400 € en
la pública, de la privada ni hablamos, eso que apenas cubre tu
horario de trabajo y tendrás que hacer malabares para que te de
tiempo a llevar y recoger de la guardería a tu hijo, contando con el
correspondiente recorte de sueldo, puesto que te veras obligado a
pedir reducción de jornada, para que a tu hijo no le dejen en la
calle como si de un saco de patatas se tratara.
Mientras todo esto
sucede, en tu empresa decidirán no subirte el sueldo el IPC, pero no
podrás quejarte porque al menos mantienes tu puesto de trabajo,
debemos recordar no obstante que desde Europa nos aconsejan trabajar
más y cobrar menos. Y ante todo este panorama y otras muchas cosas
más que seguro se me pasan o que ahora mismo con el cabreo no llego
a recordar, ves como la gente pasa, no hace nada, nos dirigen al
matadero y no tenemos cojones a dar cornadas.
Tan solo se nos ocurre, a
modo de “super movimiento social” y como excepción, pensar en
votar a la oposición; sí, es evidente que con su varita mágica
todo estará mejor, lo arreglaran todo de un plumazo. Si eres de los
que piensa así siento decirte que eres un tanto iluso, quizá no más
que yo cuando pienso en cambiar el mundo, pero al menos soy realista
y veo como ninguno de los dos partidos mayoritarios nos sirven para
un verdadero cambio, puede que ni un tercero nos valga, pero desde
luego no quiero que me dirija el país ni un mentiroso ni un
hipócrita demagogo.
Después de leer tus reflexiones, sólo puedo decirte. ¡Qué razón tienes!
ResponderEliminarPero aparte de ese lógico, pero poco interesante comentario, tengo que añadir algo.
Si ya has tenido el hijo/a, o está en camino, sólo puedo decirte que lo/la quieras, y que trabajes como un cabrón/a para que pueda sobrevivir en las menos malas de las condiciones posibles.
Si aún no es el caso, no olvides el condón en el momento culminante...
Si ya te has hipotecado, trata de encontrar algún primo al que le puedas transferir tu nido, con su hipoteca (lo cual en las actuales condiciones será una "misión imposible", pero, ¿quién sabe?), y búscate uno de alquiler, lo más económico posible.
Y lo de votar, hazlo,... a quien te venga en gana...
Pero ten por seguro, que cualquiera que sea el elegido, poco hará por solucionar tus, nuestros, problemas.
Mientras aquellos a quien elegimos, sólo respondan ante el jefe de su oligárquica organización, y no ante quienes les elegimos, poco tenemos que rascar.
Hasta que se nos hinchen las pelotas a todos, y vía google, twiter, blackberry, facebook, o agrito pelado, salgamos todos a la calle, como lo están haciendo en el Norte de África, y mandemos a paseo a esos serviles siervos de los Botines, González (el del BBVA, aunque el otro me da la impresión que le ha cogido el gusto a la guita fácil), Florentinos,... y le demos un corte de mangas al sistema e intentemos coger el toro de nuestra vida, de nuestro futuro, por sus mismísimos cuernos...
Y que nos dejen de contar cuentos de la lechera, y de sus cántaros que crecen geométricamente, que eso es imposible, como es imposible pagar al que, según la leyenda, inventó el ajedrez y pidió tan sólo que le diesen un grano de trigo por el primer cuadrado del tablero, el doble por el segundo, el doble del segundo por el tercero, y así sucesivamente, y que como todos sabemos dejó al mundo sin un puñetero grano de trigo, tal y como está sucediendo ahora, con el trigo, con el petróleo, con el agua, con el aire, con todo... salvo que nos demos cuenta todos, o la mayoría de nosotros, que por ese camino nos dirigimos al colapso total de nuestra civilización...
Me hubiera gustado darte otros consejos, otras palabras de ánimo, pero la verdad, no sé mentir, no quiero mentirte, aunque apenas te conozca...
Pero lo que sí que puedo hacer es desearte mucha suerte, aunque ya sabemos todos lo difícil que es que nos toque el gordo de Navidad, aunque hayamos comprado un número.
Un abrazo, Solidaridad, Salud y Salu2,
AMADEUS